Una dia como varios, pero como ninguno
Una noche calurosa y sin embargo erizaba mi piel
Y una luna, que acompañaba, guiaba, despedia, consolaba
la misma de hoy, de mañana, de ayer
Primitivo es el casi reflejo, que lleva a buscar consuelo en las alturas
Mas no por eso carece de oidos, para escuchar siempre mis desventuras
Temores y amores, paralizantes por igual
Sueños, y penares, todos dignos de contar
Es curioso, como ante la busqueda de una mano a agarrar
de esos brazos que a uno envuelven, o ese aroma que emociona
Son los ojos los que responden, enfoncando o al pasar
Y es de nuevo la luna, la que me ve, me escucha, y no perdona
Me persigue, me invita, no me deja huir de lo que siento
de se amor que duele por la distancia, de ese extrañar onomatopeyas
Me ata, me endereza, me retiene en mi asiento
Me recuerda sus besos, abrazos, y el mirarla como cuando miro las estrellas
Resulto guardiana, vigilando cada paso a realizar
quedandose despierta hasta tarde, y estando ahi incluso al madrugar
Me pregunto si se reira, al haberme escuchado tantas veces blasfemar
Me pregunto si sonrie, al verme de nuevo volver a amar.