jueves, 27 de enero de 2011

Un dia de juez y jurado


Noches largas,con esperanzas de eternidad
Sin presentes solitarios, o futuros inciertos
Llenas de humedas sonrizas mnemicas y aromas pasados
Se te acusa de asesinato en serie, maldita estrella!
De constantemente desgarrarme, con tus calidos rayos
Se te acusa de tortura! Maldita seas!
Con tu lentitud y ese cantar, poco a poco vas desangrandome
Condenada seas estrella, que matas diariamente esas noches
Condenada seas, con tu brillo omnipotente, tan real
Ven y paga tus deudas ante mi, ven aqui no me provoques
Si tienes el poder de hacerme tanto bien, por que me haces tanto mal?
Hoy te juzgo y te condeno, a una vida entera a mi lado
Viendo en mis ojos siempre el recuerdo de esas noches que mataste
En un tiempo querras partir, intentando escapar sin gloria ni pena
Pero sabe, que como todo criminal, siempre volves a tu escena..

1 comentario:

Gabita dijo...

El peligro de reconocernos jueces es el riesgo de perdernos en el deber y la obligación de decidir por otro u otros. Para una mejor salud, prefiero girar en círculos mientras el corazón late sabiendo lo que mañana dirá alguna sentencia.
Hermoso texto!
Saludos